Los libros deberían costar según el mimo que hayan recibido en todo el proceso de edición, ¿no les parece? Sería una buena manera de ser honestos con el lector, que hoy paga fortunas por libros a los que a veces se les ha escatimado hasta la más básica corrección. La estafa es doble: para el autor y para el lector.
Humildemente, quiero proponer una escala de precios que esté en consonancia con la escala de valores y la escala de tarifas, es decir que haya una especie de trazabilidad a través de la cual todos tuviésemos el derecho a saber qué estamos pagando y cuan honesta es cada editorial ante sus lectores.
Escala de valores | Escala de precios | Escala de tarifas
Un libro debería ser valioso si el precio al que se vende tuviese relación directa con las tarifas que se abonan a todos los profesionales que intervenimos en su factura. Eso hablaría genuinamente de valores. A continuación una escala tentativa para sentar las bases de la «trazabilidad editorial» (acabo de acuñar el concepto, y me entusiasma):
Caso 1 | Precio de venta al público de $ 300, que deberá contemplar:
Corrección ortotipográfica (incluye pago decente al corrector free lance).
Corrección de estilo (incluye pago decente al corrector free lance).
Caso 2 | Precio de venta al público de $ 200, que deberá contemplar:
Corrección de estilo (incluye pago decente al corrector free lance).
Caso 3 | Precio de venta al público de $ 150, que deberá contemplar:
Corrección ortotipográfica (incluye pago decente al corrector free lance).
Si el libro es puesto a la venta sin siquiera pasar por las manos de un buen corrector ortotipográfico, el libro debería costar… Debería costarle un buen juicio a la editorial, por estafar a sus lectores.
El valor de los valores
Se me ocurren varias propuestas para combatir la pandemia de erratas que inundan los libros que se están editando últimamente. Sería muy divertido para los lectores y una muy decorosa forma de mejorar la imagen de algunas editoriales cuya calidad viene en caída libre. Hasta sería una simpática y muy barata estrategia de marketing.
Propongo que cada persona que adquiera un libro nuevo señale con fibra roja todas y cada una de las erratas y errores de toda índole que encuentre en él. Luego lo envíe a la editorial junto al ticket de compra y le sea devuelto un peso por cada errata/error comprobado. ¿Se imaginan el inmediato efecto dominó?
Dudo que exista un modo más democrático de dinamizar el mercado editorial, ya que si eso sucediese un alto porcentaje de los compradores de libros recuperaría (buena) parte del valor de la compra, y eso a su vez obligaría por fin a las editoriales a contratar a más y mejores correctores en condiciones dignas. En el caso de no hacerlo, con la cantidad de errores que aparecen en cualquier libro nuevo promedio, la mitad de las editoriales quebraría.